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Beneficios del maracuya, parchita, fruta de la pasión

¿Es el maracuyá un alimento funcional?

abril 3, 2023

Maracuyá, nombre popular dado a varias especies del género Passiflora (la mayor de la familia Passifloraceae), proviene de maraú-ya, que para los indígenas significa «fruta para sorber» o «pulpa para beber» (ITAL , 1994).

Alrededor del 90% de las 400 especies de este género se originan en las regiones tropicales y subtropicales del mundo, siendo el centro-norte de Brasil el mayor foco de distribución geográfica, donde se encuentran al menos 79 especies. El maracuyá es conocido en España como fruta de la pasión, maracuya o parchita.

Las especies de mayor interés comercial son P. edulis fo. flavicarpa O. Deg., P. alata Curtis y P. edulis fo. edulis (Ruggiero, 1987).

El maracuyá agrio o amarillo (P. edulis fo. flavicarpa) es el más cultivado y comercializado en el país por la calidad de sus frutos. Brasil es el mayor productor mundial de maracuyá; según IBGE (2007) la producción brasileña de maracuyá en 2007 fue de 664.286 toneladas, con 47.032 ha de área sembrada o destinada a cosecha, concentrada en los estados de Pará, Bahía, Sergipe y São Paulo.

Beneficios del maracuya, parchita, fruta de la pasión
Beneficios del maracuya, parchita, fruta de la pasión

El maracuyá morado (P. edulis fo. edulis) se puede consumir en jugo o como fruta fresca. En Brasil, el consumo de jugos de frutas, frescos o industrializados, ya es un hábito consolidado y en 2003 el consumo de jugo de maracuyá representó casi el 25% del total de 579 mil litros de jugos de frutas integrales industrializados (Pinheiro et al., 2006). ). Los frutos del maracuyá morado son globosos, de 4 a 5 cm de diámetro. La corteza es verde antes de la maduración, tornándose morada una vez iniciado el proceso.

Es muy popular en Australia y Sudáfrica y crece en regiones con un clima más templado y altitudes más altas. El maracuyá amarillo tiene una serie de características consideradas superiores al maracuyá morado, tales como: mayor tamaño del fruto, peso, contenido de caroteno, acidez total, resistencia a plagas y mayor productividad por hectárea (Carvalho-Okano et al., 2001; Zibadi & Watson, 2004).

El maracuyá dulce (P. alata Curtis) tiene restringida su producción y comercialización: aunque tiene su origen en Brasil, es un fruto aún poco conocido por la mayoría de la población. A diferencia del maracuyá amarillo, se consume exclusivamente como fruta fresca, debido a su baja acidez. Los frutos son ovalados o en forma de pera, y la piel de P. alata es de color naranja intenso, parecida a una papaya. La pulpa es dulce, tiene un olor fuerte y agradable, pero es nauseabundo cuando se usa en forma de jugo (Meletti, 1996).

El medicamento a base de maracuyá debe ser preparado a partir de las especies P. alata y P. incarnata, especies oficiales de la Farmacopea Brasileña (1977) y la Farmacopea Europea (1996), respectivamente. Al investigar el perfil de uso de fitoterápicos por parte de la población brasileña, algunos autores mostraron que Passiflora se encuentra entre los más utilizados (Marliére et al., 2008; Silva et al., 2006; Ribeiro et al., 2005).

A partir de la década de 1990, el precio de la fruta fresca se apreció, y actualmente casi toda la producción de fruta fresca se destina al mercado interno, mientras que menos de la mitad del volumen de fruta procesada, esencialmente en forma de jugo concentrado, se destina al mercado brasileño. mercado (Meletti & Maia, 1999). Además, existe presión de mercado por enfermedades, en especial el PWV (Pasiflora Woodenness Virus), conocido popularmente como “virus del endurecimiento de la fruta”.

Este virus es transmitido por pulgones y provoca una reducción cuantitativa y cualitativa de la producción, ya que los frutos se vuelven más pequeños, deformados y endurecidos, pudiendo incluso presentar grietas, dependiendo de la cepa del virus (Gioria et al., 2000). Antes de las frecuentes epidemias, el cultivo era perenne y durante al menos tres años consecutivos, pero debido principalmente a PWV, el cultivo se está convirtiendo en anual (Sampaio et al., 2008).

Los productos registrados ante el Ministerio de Agricultura para el control químico de plagas y enfermedades en cultivos de maracuyá no siempre brindan resultados satisfactorios. Así, algunos productos actualmente utilizados para el tratamiento fitosanitario del maracuyá no se encuentran registrados ante el Ministerio de Agricultura (2010), tales como: benomil, paratión, entre otros (Zuin et al., 2003). Sin embargo, cuando lo solicite la Secretaría de Agricultura de manera excepcional, algunos de estos productos pueden ser utilizados legalmente previa autorización de uso de emergencia otorgada por el Gobierno Federal (Cati, 1992).

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Maracuyá: ¿un alimento funcional?

Diversos estudios indican la presencia de sustancias polifenólicas (Zeraik & Yariwake, 2010), ácidos grasos poliinsaturados (Kobori & Jorge, 2005) y fibras (Córdova et al., 2005), entre otras clases de sustancias, y la existencia de estas sustancias en la fruta puede indicar el potencial del maracuyá como alimento funcional.

En los últimos años se ha asignado a los alimentos, además de las funciones de nutrición y de atracción sensorial, una tercera función relacionada con la respuesta fisiológica específica que producen algunos alimentos, a los que se denomina alimentos funcionales. Estos alimentos pueden prevenir, curar aire o ayuda en la recuperación de ciertas enfermedades (Culhane, 1995). Los alimentos funcionales forman parte de un concepto reciente de alimentación, lanzado por Japón en la década de 1980, a través de un programa gubernamental que tenía como objetivo desarrollar alimentos saludables para una población envejecida y con una alta esperanza de vida (Anjo, 2004).

El término «alimento funcional» es objeto de estudio y discusión por muchos autores (Lajolo, 2001; Angelis, 2001; Araújo, 2005; Moraes & Colla, 2006). Un alimento puede considerarse funcional si se demuestra que puede afectar beneficiosamente a una o más funciones diana en el cuerpo, además de tener efectos nutricionales adecuados, de manera que sea relevante tanto para el bienestar y la salud como para reducir el riesgo. de enfermedad una enfermedad (Roberfroid, 2002). No son considerados medicamentos, ya que los principios responsables de los efectos beneficiosos no se extraen de los alimentos (Costa & Tupinambá, 2005).

Las frutas y verduras contienen sustancias con efecto protector, y estudios in vitro e in vivo muestran que estas sustancias protectoras pueden inhibir varias etapas del proceso de carcinogénesis (Hollman & Katan, 1997). Entre los diversos tipos de alimentos funcionales destacan los que contienen sustancias antioxidantes, como la vitamina C, la vitamina E, los carotenoides y los flavonoides (Hollman & Katan, 1999).

FARMACOLOGÍA

Pereira & Vilegas (2000) realizaron una revisión sobre la farmacología, toxicología y constituyentes químicos presentes en las hojas de las especies: P. alata, P. edulis fo. flavicarpa, P. edulis fo. edulis y P. encarnata. Dhawan et al. también llevaron a cabo una extensa revisión. (2004), describiendo la acción farmacológica, toxicológica y química de las hojas de varias especies del género Passiflora. El género también se cita en la revisión de Sousa et al. (2008) sobre plantas utilizadas en trastornos de ansiedad. Así, este artículo tiene como principal objetivo los estudios relacionados con los frutos, la corteza y las semillas de las especies de Passiflora más cultivadas en Brasil: P. edulis fo. flavicarpa, P. edulis fo. edulis y P. alata, recopilando datos de la literatura desde 1950 hasta 2008 con énfasis en estudios farmacológicos y nutricionales, y los principales constituyentes químicos de estas tres especies. El levantamiento bibliográfico se realizó utilizando las siguientes bases de datos: Scopus, Web of Science y Scienfinder Scholar.

frutas

Se han realizado varios estudios que muestran el potencial del maracuyá (fruto, cáscara y semilla) para diversos fines, y la actividad biológica más estudiada en relación con el maracuyá es su acción antioxidante. La actividad antioxidante en los jugos se atribuye a los polifenoles, principalmente a los flavonoides (Heim et al., 2002).

Kuskoski et al. (2006) determinaron la actividad antioxidante en varias pulpas de frutas tropicales, entre ellas el maracuyá, utilizando el método del radical 2,2-difenil-1-picrilhidrazilo (DPPH), encontrando un valor de 1.02±0.4 µmol g -1, valor expresado en antioxidante actividad equivalente a Trolox después de 60 min de reacción. También se determinaron los polifenoles totales por el método de Folin-Ciocalteu (20,0±2,6 mg 100g-1) y la cantidad de antocianinas por el método de diferencia de pH; sin embargo, no se encontraron antocianinas en la pulpa de la fruta. En un trabajo anterior Kuskoski et al. (2005) compararon diferentes métodos espectrofotométricos para determinar la actividad antioxidante, encontrando resultados similares utilizando los métodos ABTS (ácido 2,2′-azino-bis (3-etilbenzotiazolin)-6-sulfónico) y DPPH, este último de velocidad (1 minuto) y resultados reproducibles y más precisos, a diferencia del método DMPD (diclorhidrato de N,N-dimetil-p-fenilendiamina).

Vasco et al. (2008) estudiaron la actividad antioxidante de los principales frutos del Ecuador, entre ellos el maracuyá (P. edulis fo. flavicarpa), utilizando tres métodos diferentes: DPPH, FRAP (antioxidante con poder reductor de hierro) y ABTS. Los autores encontraron un bajo nivel de sustancias fenólicas (61±32 mg expresados ​​en equivalente de ácido gálico/100 g de muestra), pero una fuerte capacidad antioxidante (0,5±0,3 µmol Trolox/g de muestra). Se analizó la cantidad de ácido ascórbico (30-40 mg/100 g de muestra) y el contenido total de polifenoles solubles (61±32 mg de ácido gálico equivalente/100 g de muestra), resultado considerado bajo por el autor (< 100 mg de ácido gálico equivalente/100 g de muestra).

Zeraik et al. (2008) evaluaron la actividad antioxidante de la pulpa de maracuyá, en comparación con el té de garapa y mate por el método DPPH, y se observó que la capacidad antioxidante de las muestras siguió el siguiente orden: rutina>resveratrol>té mate>pulpa de maracuyá >garapa. Los resultados del método DPPH se compararon con el método CRAC (capacidad antioxidante reductora de cerio) (Ferreira & Avaca, 2008).

Zucolotto (2005) investigó el extracto acuoso liofilizado del pericarpio de frutos y raíces de P. edulis fo. flavicarpa, que presenta demostró una actividad antiinflamatoria moderada utilizando el modelo de pleuresía inducida por carragenina en ratones.

Puricelli et al. (2003) encontraron que la decocción del fruto de P. edulis (variedad no especificada) inhibía in vitro la actividad de matriz-metaloproteinasa-2 y matriz-metaloproteinasa-9, dos gelatinasas involucradas en la invasión tumoral, metástasis y angiogénesis. La actividad inhibitoria fue más eficiente para la metaloproteinasa-2 de matriz.

Solo se encontró un estudio sobre el posible efecto ansiolítico del jugo de maracuyá. Lutomsky et al. (1975) estudiando los efectos en ratones de jugos de frutas de P. edulis (variedad no especificada) y P. edulis fo. flavicarpa, encontró un efecto tranquilizante por vía oral, con una disminución significativa en el movimiento espontáneo de los animales, lo que se atribuyó a la presencia de pequeñas cantidades de alcaloides armónicos y flavonoides.

Araújo et al. (2004) evaluaron la actividad biológica de las proteínas totales presentes en varias pulpas de frutas tropicales, y la pulpa de maracuyá presentó la mayor cantidad de proteína (0,8 mg de proteína/g de pulpa) entre las muestras analizadas, pero no mostró actividad digestiva de mamíferos. inhibidor de enzimas

No se encontraron estudios sobre los constituyentes químicos y la farmacología de los frutos de P. alata.

cáscaras

Según Oliveira et al. (2002) los subproductos (cáscaras y semillas) producidos en el procesamiento del jugo de maracuyá corresponden a alrededor del 65 al 70% del peso de la fruta, siendo así un problema importante de residuos agroindustriales. El uso de estos subproductos en la alimentación humana o animal como fuente de alimento con buen valor nutritivo se muestra factible, reduciendo costos y, al mismo tiempo, reduciendo los problemas de disposición de los subproductos del procesamiento. La cáscara de maracuyá es rica en fibras solubles, principalmente pectina, que es beneficiosa para los humanos (Guertzenstein, 1998; Yapo & Koffi, 2006). A diferencia de la fibra insoluble (contenida en el salvado de cereal), que puede interferir con la absorción de hierro, la fibra soluble puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales, cáncer de colon, hiperlipidemia, diabetes y obesidad, entre otras (Schweize & Wursch, 1991; Turano et al., 2002).

La cáscara de maracuyá también es rica en niacina (vitamina B3), hierro, calcio y fósforo (Cuadro 1) (Gondim et al., 2005), y las cáscaras ya han sido probadas y utilizadas con éxito en la alimentación animal (Otagaki & Matsumoto , 1958; Togashi et al., 2007). Paiva (1998) demostró que el uso de residuos industriales de maracuyá (cáscaras y semillas) en la alimentación del ganado lleva a los animales a producir más leche, incluso inhibiendo los problemas digestivos. También se comprobaron los beneficios de la harina de cáscara de maracuyá como reductor glucémico (en el control de la diabetes) (Guertzentein & Sabaa-Srur, 1999).